Y es que a veces es demasiado.
Lagom (pronunciado tal como se lee) es un término sueco que significa «ni demasiado ni muy poco, solo lo preciso». Estamos hablando de moderación, eficacia y uniformidad. En The Little Book of Lagom: How to Balance Your Life the Swedish Way (cuyo nombre se traduciría al español como «El librito de Lagom: cómo equilibrar tu vida a lo sueco»), Jonny Jackson y Elias Larsen comparten consejos, proyectos, trucos y citas que te ayudarán a vivir de manera más equilibrada, planificada y sencilla. A continuación, te presentamos algunos consejos para que tu vida laboral sea un poco más tranquila.
1. Prueba llevar a cabo por las mañanas estos trucos que te tomarán 10 minutos.
Es increíble cuánto es posible ordenar y organizar en pocos minutos antes de empezar la jornada laboral. Estos consejos son fantásticos para que simplifiques tu vida y empieces con buen pie:
? Revisa la pila de correos (sí, todos tenemos una) y abre todo. Es probable que puedas desechar la mayor parte. Si hay correo que contenga información confidencial como, por ejemplo, datos bancarios, tritúralo o invierte en una incineradora de jardín. Archiva aquello que desees guardar en un archivador extensible con compartimentos etiquetados como «hogar», «trabajo», «niños», «mascotas», etc.
? Concierta todas tus citas en una tanda de llamadas telefónicas: dentista, oculista, médico, peluquero, etc.
? Elige tres de tus canciones favoritas y ordena tu lugar de trabajo mientras suenan. Es mucho más fácil trabajar en un entorno ordenado y agradable, y escuchar buena música te preparará para afrontar el día.
2. Sé consciente de lo que consumes y absorbes a partir de los medios de comunicación.
Por ejemplo, piensa en cómo puede afectarte ver las noticias antes de irte a acostar. Limita tus preocupaciones y permítete disfrutar de tu última hora antes de irte a dormir leyendo un buen libro, conversando con tu pareja o llamando a un amigo para hacer un buen intercambio de chismes.
3. Organízate.
Ser organizado implica planificar con antelación y, aunque puede costar tener la motivación, incluso si se trata de algo tan sencillo como, por ejemplo, elegir la ropa que te pondrás al día siguiente cuando preferirías acostarte, tu yo futuro te lo agradecerá.
? Elige un momento tranquilo del fin de semana para repasar tus compromisos laborales, actividades familiares, etc. de la semana siguiente, para que sepas qué te espera. ¡Que no te pille desprevenido cuando inviten a tu hijo a una fiesta de disfraces y sea el único con ropa normal!
? La noche previa a los días laborables, prepara la ropa del día siguiente. Asegúrate de que está planchada, elige los complementos y los zapatos (límpialos) y tu rutina mañanera será mucho más sencilla.
? Si compartes baño con otros, planifica un intervalo de tiempo para que no tengas que esperar para usarlo. Puede parecer un poco militar, pero reducirá tu nivel de estrés.
? En cuanto conciertes una cita u organices una reunión, añádela a tu agenda, ya sea esta un viejo cuaderno escolar o un sistema de calendario en línea.
4. No te compares con nadie.
Es frecuente compararse con otros y creer que los demás tienen mejores trabajos, casas más grandes, más dinero, etc., lo que te impide darte cuenta de las cosas positivas que ocurren en tu vida.
No creas que imitar a otros te hará feliz. Intenta ser la mejor versión de ti mismo; revisa aquellas áreas de tu vida susceptibles de mejora y reconoce y aprecia aquello en lo que eres bueno.
Cuando te descubras comparándote a otros que crees que tienen «más» de algo que quieres o una vida «mejor», recuerda el principio lagom que dice que las cosas no han de ser perfectas, sino «simplemente adecuadas» para ti. Recuerda tus logros y date permiso para sentirte bien.
5. Simplifica la manera en que te comunicas con otros.
? Correos electrónicos: ocúpate de ellos por lotes en lugar de lidiar con cada uno justo después de que te llegue. Algunas personas se impacientan mucho si no reciben una respuesta dentro de una hora, pero no te estreses. Ve a tu propio ritmo y ocúpate de una o dos de tus tareas pendientes antes de pasar a los correos electrónicos. Si consideras que es algo difícil de hacer, especialmente si se aparecen recordatorios a un costado de tu pantalla, desactiva las notificaciones para tus correos hasta que llegue el momento de lidiar con ellos.
? Reuniones: evalúa si efectivamente el tema que se pretende discutir amerita una reunión o si solo se está usando como excusa para tomar un café y conversar. Una llamada telefónica podría bastar.
? Realización de solicitudes: sé conciso y preciso sobre qué pides y siempre incluye una fecha límite realista. Haz un seguimiento por correo electrónico del asunto para aclarar cualquier detalle.
? Lidiar con personas difíciles: intenta resolver los problemas apenas se generen, antes de que se hagan más grandes. Si en tu lugar de trabajo alguien presenta un comportamiento desagradable, haz todo lo posible para evitar una confrontación, documenta el incidente e infórmaselo a tu jefe o jefa.
6. Simplifica tu semana laboral.
¿Empiezas el día con buenas intenciones y una lista de cosas que hacer, para luego terminar la jornada y descubrir que no has hecho apenas nada porque te han surgido otros asuntos?
Hazte estas preguntas:
? ¿Estoy abarcando demasiado?
? ¿Estoy aprovechando el tiempo de la mejor manera?
? ¿Estoy satisfecho con la forma en que uso mi tiempo?
Todos pecamos de abarcar demasiado. A veces porque nos animan a ponernos a prueba y tenemos miedo a decir «no» a cosas y perdernos algo importante. La realidad es que si divides tu tiempo entre demasiadas cosas no podrás dar lo mejor de ti en aquello que consideras más importante. También es probable que te estreses y dejes de lado tus necesidades personales.
Repasa tu agenda y resalta aquellas áreas que se beneficiarían si les dedicases más tiempo. Estudia cómo podrías delegar otras tareas o encuentra formas más eficientes de realizarlas.
7. No dejes de proponerte desafíos.
Ser competente en algo, como dibujar o aprender un idioma extranjero, puede requerir años de paciencia y determinación, pero algunos estudios han demostrado que tienes más posibilidades de ser feliz a largo plazo si dedicas tiempo a alguna afición o programa de estudios. Esa sensación de sumergirse en el estudio o en una actividad creativa se conoce como «flujo», y en este estado, según algunos psicólogos, es donde se encuentra la verdadera satisfacción.
8. Equilibra el pensar frente al hacer.
Es un argumento interno constante para mucha gente: pensar en hacer algo en vez de hacerlo. Es importante aspirar a conseguir las cosas que queremos y perseguir nuestras metas, pero hay algo que puede detenernos: la procrastinación. Aquí están las excusas que solemos darnos a nosotros mismos:
? «No tengo tiempo de hacerlo”.
? “Puede que no lo consiga».
? “Si lo dejo otra persona lo arreglará».
? “¿Y si lo consigo y luego no puedo con ello?”
Dar el cambio de la intención a la acción supone un paso enorme. Ahora ha llegado el momento de motivarse.
Puede ser más fácil animar a otras personas con sus planes que motivarnos a nosotros mismos,
y por eso conseguir un equipo de apoyo puede ser una buena manera de trabajar para conseguir tus metas.. ¿Tal vez tienes amigos o amigas con sus propios planes? No hace falta que tengáis la misma meta: una persona tal vez tiene ganas de empezar un nuevo plan de salud y otra podría querer cambiar de empleo o estudiar una carrera nueva.
Lo importante es encontrar el momento para quedar con regularidad y poneros al día acerca de vuestro progreso. Aunque sea una charla rápida de 15 minutos después del trabajo o un café un sábado por la mañana, saldrás con un chute nuevo de energía gracias a su entusiasmo y sus consejos, y ellos también se sentirán igual.
9. Haz una pausa.
La vida es corta, y es importante que incluyas tiempo para hacer las cosas que te gustan. Programa en tu calendario un tiempo para el descanso todas las semanas. Si tienes compromisos que acaparan la semana entera piensa si de verdad tienes que hacer todo lo que hay en el calendario.
¿Se dará alguien cuenta si llevas algo comprado a una fiesta en vez de prepararlo tú mismo/a? ¿Puedes organizar con un amigo o amiga un intercambio de cuidado de niños o alguna otra tarea si te comprometes a devolver el favor en otra ocasión? Si tienes hijos organiza una cita habitual con una canguro si es posible, o introduce una hora de «tranquilidad» al final de cada día de colegio para que os podáis relajar todos.
Una vez hayas encontrado un plazo de tiempo habitual no olvides planificar lo que quieres hacer durante ese tiempo, de lo contrario acabarás a la deriva, poniéndote al día con las tareas de la casa o con los correos electrónicos.
10. Agradece lo que tienes.
Comienza a escribir todos los días en un diario de gratitud. Haz una lista de todo lo bueno en tu vida, desde aquellas cosas pequeñas que te hacen sonreír, como la vista que tienes desde tu ventana, hasta lo que es más grande, como tu salud o tu familia. Cada noche escribe tres cosas por las que te sentiste agradecido durante el día y pronto comenzarás a enfocarte naturalmente en lo positivo.